Quisiera escribir con el único y más importante propósito de sacar un ratico a la Juliana que está rota y que de manera más inconsciente ha estado prevenida, asustada, dañada porque no se me ocurre otra palabra y atemorizada por todo lo que representan la autoridad masculina.
Esta discusión de la sumisión en la que nos han percibido por tantísimo tiempo ha sido una herramienta muy poderosa del patriarcado y de maneras muy sutiles se nos han colado ideas de siempre estar un escalafón más abajo de los hombres cis en varias, casi todas, las áreas del conocimiento, deportes y artes y nos ha generado una sensación de fragilidad que aveces para mi es muy inconsciente y me muestro súper vulnerable en algunos escenarios pq asumo mi identidad de es manera, pero como digo es inconsciente, claro, ahora después de años de trabajo personal lo puedo reconocer y en algunas ocasiones evitar pero todavía está muy en mi identidad.
La sumisión, fragilidad y hasta temor que vemos en todas partes y que está presente en muchos de nuestros vínculos, es lo que me hace estar alerta siempre a todas las señales, banderas rojas o signos de relaciones abusivas, pero desafortunadamente y sin ser consciente he exagerado con mis reacciones, mis posturas, mis palabras, mis ideas hasta tal punto de cuestionarme absolutamente todo lo que me rodea.
Pero todo esto no viene solamente por el mundo machista y patriarcal en el que vivimos, mis reacciones, mi desconfianza y el temor con el que vivo me acompaña por muchísimo. Una experiencia traumática a mis 12 años me hizo existir a partir de ese momento con miedo a todos los seres humanos de sexo masculino, me hizo desconfiar de todo, tenerle miedo a todos los hombres a mi alrededor y claramente sentirme más que nunca frágil en cualquier escenario donde la presencia masculina sea notablemente la mayoría.
Les hablo de interactuar con los hombres desde el miedo, de ver a mis jefes, compañeros de trabajo, familiares con temor, como poténciales violadores, como figuras castigadoras y malévolas y así, luego cuando un hombre me muestra que es posible una figura masculina positiva, entonces se me hace un espiral de ideas e imágenes tratando de descifrar si es posible una realidad con hombres buenos.
Esto ya me lo presentía y creía que ya estaba más allá que acá de reconciliarme con el género masculino desde que empece a transitar en el feminismo, pero … con tristeza y sobre todo con un sentimiento de impotencia, he estado experimentando desde hace como dos meses un sentimiento y emociones que hasta me avergüenza, me he sentido en una posición de víctima y vulnerable, bien rara para no decir desagradable y rápidamente paso de asustada y sumisa a querer ser controladora y prevenida, al punto de mediante mis acciones querer ejercer poder sobre mi pareja.
Todo toma forma en una experiencia que fue bien desagradable y hasta chistosa. Tuve tanto estrés esa semana, tanto miedo por cosas que pasaban en mi lugar de trabajo que un día interactuando con mi novio y en una conversación súper cotidiana donde el me proponía utilizar uno de los carros para irnos de paseo empecé a sentirme controlada... ¿controlada por que el quería usar un carro porque íbamos al mismo lugar? Si, eso paso por mi cabeza y me dio miedo, no fue algo que yo exageré, en realidad lo experimenté y después de tener varias conversaciones y entender muchas cosas, me sentí avergonzada y me sentí loca, hasta el momento ha sido la experiencia más extrema que he tenido con relación a este trauma.
Es una sensación rara y estoy segura que no soy la única, he escrito todo esto porque quisiera compartir y contarles chicas todo lo que se me atraviesa en el pecho y en la cabeza y claro, me encantaría sentirme no tan sola en este sentimiento tan extraño que con muchísimo amor, terapia y momentos lindos he empezado a trabajar.
Entonces el tema del amor propio del amor bonito de una relación sana claro que es posible pero nos cuesta y bastante.
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